la ausencia, la falta:

“Cuando nació la generación a la que
pertenezco, encontró al mundo desprovisto
de apoyos para quien tuviera cerebro , y
al mismo tiempo corazón.” F.Pessoa
“La armonía oculta es superior a la visible”
Heraclito. El hecho o acción creativa surge
de la percepción de la ausencia. La capacidad
de cuestionar la realidad, sea esta personal,
social o estructural, es ya por ese mismo
presentimiento el comienzo de un acto creativo.
Es la puesta en marcha de un proceso que no
cesará hasta su concreción. Claro es también
que de la compleja percepción de la “falta”,
o “ausencia” sentida, sólo se saldrá en las
artes con una traducción, con una revisión del
lenguaje o con una dispersión. Un hacer técnico
nos distrae de la esencia del problema. Cuando
nos planteamos la razón de nuestra existencia,
y concluimos que esta es algo más que la de la
subsistencia. Cuando, queriendo comunicar un
sentimiento o pensamiento percibimos que
nuestras formas de hacerlo no generan el fin.
Aceptamos que hay que hacer algo más, quizá
haya que “inventar palabras y repetirnoslas alto
a ver si nos las creemos” como sugería F.Pessoa.
Esa capacidad que todos poseemos, de testear
las verdades de nuestro espacio tiempo, con
nuestro ser, con nuestras creencias, es el
punto de partida de toda búsqueda que comienza
cuando nos descubrimos enviando mensajes en
botellas vacías. Cierto también que no toda
búsqueda expresiva termina en creación, pero
sí en un hallazgo que nos obliga a un replanteo
de nuestras seguridades, sean estas científicas,
religiosas, políticas, económicas, artísticas,
etc.
Cuando el individuo percibió en ese testeo
constante con su realidad, que existe algo más
que no conoce, o algo que falta, que conoce pero
que no puede expresar, que está incompleto, o que
es deficiente, teniendo de ello aunque más no sea
una leve intuición, y pensó que por más que los
demás hicieran como que no existiera, o que lo negaran, podía calmar al menos un poco esa angustia realizando algún garabato, es el momento de gestación que justifica la existencia de los T.L.O.E.P. como compañeros de este proceso ya que la sensación de soledad provocada por este descubrimiento, a la vez que le trae una duda sobre sus capacidades, miedo de marginacion o tentación al “cholulismo” es la chispa inicial de una búsqueda de su verdad interior midiéndose consigo mismo, con las “verdades oficiales” y contra su interlocutor –docente, siendo el egreso el fin de esta relación de dependencia, y por tanto el reconocimiento de su propia visión y quehacer como representativo de su persona y grupo de pertenencia – el término sociedad que iría en este lugar me suena muy ambicioso y/o resbaladizo (dentro de este concepto sus deserciones sin dudas, un fracaso docente). No es este el lugar de profundizar en los por qué de esta sensación o percepción de “ausencia” o “falta”, sea esta fisica o existencial, ya que esto depende de variables individuales, propias y exclusivas de cada alumno. Lo que: si de agotamiento y/o incapacidad de los lenguajes conocidos para explicar o apropiar esa particular parcela de espacio tiempo personal faltante se tratara, bastarían entonces sólo talleres de adiestramiento, entrenamiento complementados con talleres de libre expresión. Pero aquí el tema es más complejo. Se trata de la apuesta (a la universidad ) a la generación de conocimiento a travéz de un lenguaje desconocido pero intuido como el único capaz (gira dentro de esto todo un universo donde lo “irracional” juega las cartas más importantes) esto no se subsana con talleres como los mencionados anteriormente, se comienza a cubrir con la formación de talleres que contengan y contemplen el fenómeno de la creatividad.
"Lo que otros en el mundo me dijeron sobre el mundo es una parte muy pequeña y secundaria de mi experiencia del mundo.
Yo veo juzgar el mundo, medir las cosas"...